Si hay algo que hemos aprendido en estos últimos dos años, ha sido que la familia es lo primero y tenemos que cuidarnos los unos a los otros. Al final, en la vida lo más importante son nuestros seres queridos y pasar todo el tiempo del mundo con ellos hace que la vida cobre sentido.

Siempre que comienza un nuevo año, no sabemos por qué, pero nos sentimos como ese niño pequeño que sueña con hacer cosas grandes.

Qué viaje más mágico y más de cuento puede haber que ir a Disneyland París. Es tan maravilloso, tanto para los más pequeños como para los más grandes de la casa, que en cuanto entras por sus puertas, la música de los clásicos que todos hemos visto y que tan grandes momentos nos dio de niños, te envuelve y te llevan a lo más dulce de tu infancia.

Se acerca la Navidad, una de las épocas más llenas de magia. Llegan los villancicos, las comilonas y los regalos. Y por supuesto las tradiciones navideñas, y qué mejor tradición que ir en familia a unos de los muchos mercadillos que, a principios de noviembre, empiezan a instalarse en las ciudades, llenos de adornos artesanales y con el aroma de castañas asadas, galletas de jengibre y bebidas calientes en el aire.